sábado, 20 de junio de 2020

Cómic hecho a mano sobre el comercial de Nike "I Would Run To You"

Hola amigo/as, les quiero compartir este cómic o Historieta de un vídeo de la Empresa Nike que me agrado y me gustó hacer esta historieta espero que les guste y dejen sus comentarios aquí abajo. ;-)

Balada de pajaros cantores y serpientes de Suzzane Collins-rE

Resumen y sinopsis:

  • Título alternativo:Los juegos del hambre 0
    Título original:The Ballad Of Songbirds And Snakes
    Editorial:RBA
    Año publicación:2020
    Temas:Infantil y juvenil




La ambición será su motor.
La rivalidad, su motivación.
Pero alcanzar el poder tiene un precio.
Es la mañana de la cosecha que dará comienzo a los décimos Juegos del Hambre. En el Capitolio, Coriolanus Snow, de dieciocho años, se prepara para una oportunidad única: alcanzar la gloria como mentor de los Juegos. La casa de los Snow, antes tan influyente, atraviesa tiempos difíciles, y su destino depende de que Coriolanus consiga superar a sus compañeros en ingenio, estrategia y encanto como mentor del tributo que le sea adjudicado.
Todo está en su contra. Lo han humillado al asignarle a la tributo del Distrito 12. Ahora, sus destinos están irremediablemente unidos...
Es la primera parte mucho antes de Los Juegos del hambre con Katniss Everdeen y Petta Melark
Balada de pájaros cantores y serpientes

sábado, 21 de marzo de 2020

EL RESPETO ENTRE ESTUDIANTES Y PROFESORES.

EL RESPETO ENTRE ESTUDIANTES Y PROFESORES.

El Respeto es una de las bases sobre la cual se sustenta la ética y la moral en cualquier campo y en cualquier época. Tratar de explicar que es respeto, es por demás difícil, pero podemos ver donde se encuentra.
El respeto es aceptar y comprender tal y como son los demás, aceptar y comprender su forma de pensar aunque no sea igual que la nuestra, aunque según nosotros está equivocado, pero quien puede asegurarlo por qué para nosotros; está bien los que están de acuerdo con nosotros, sino lo están; creemos que ellos están mal, en su forma de pensar, pero quien asegura que nosotros somos los portadores de la verdad, hay que aprender a Respetar y aceptar la forma de ser y pensar de los demás.
Pero no solo a las personas se les debe el respeto más profundo sino todo aquello que nos rodea, a las plantas y animales, a la pequeña hormiga y la gran ballena, a los ríos, lagos y mares. Todo como parte de la creación se lo merece respeto.
Es necesario conocer que los profesores merecen respeto, al igual que los estudiantes, no por ser profesores ellos tienen derecho a maltratar a sus alumnos.
Toda persona sin duda tiene derecho a ser respetada, muchas veces se puede observar que hay falta de respeto entre ambos, lo que no debe suceder ya que un buen docente es aquel que se gana el respeto no por mucho gritar sino por su capacidad y el trato que bride a sus estudiantes.

22 MICRORELATOS QUE NO TE DEJAN INDIFERENTE

                             Un Sueño, de Jorge Luis Borges

En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma de círculo) hay una mesa de madera y un banco. En esa celda circular, un hombre que se parece a mí escribe, en caracteres que no comprendo, un largo poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un hombre que en otra celda circular… El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros escriben.

                 Final para un cuento fantástico, de I.A. Ireland

-¡Que extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!
La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
-¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos han encerrado a los dos!
-A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.
Pasó a través de la puerta y desapareció.

                        Una inmortalidad, de Carlos Almira

El poeta de moda murió, y levantaron una estatua. Al pie grabaron uno de los epigramas que le valieron la inmortalidad y que ahora provoca la indiferencia o la risa, como la chistera, el corbatín y la barba de chivo del pobre busto. El Infierno no es de fuego ni de hielo, sino de bronce imperecedero.

                             Las gafas, Matías García Megías

Tengo gafas para ver verdades. Como no tengo costumbre no las uso nunca.
Sólo una vez…
Mi mujer dormía a mi lado.
Puestas las gafas, la miré.
La calavera del esqueleto que yacía debajo de las sabanas roncaba a mi lado, junto a mí.
El hueso redondo sobre la almohada tenía los cabellos de mi mujer, con los rulos de mi mujer.
Los dientes descarnados que mordían el aire a cada ronquido, tenían la prótesis de platino de mi mujer.
Acaricié los cabellos y palpé el hueso procurando no entrar en las cuencas de los ojos: no cabía duda, aquello era mi mujer.
Dejé las gafas, me levanté, y estuve paseando hasta que el sueño me rindió y me volvió a la cama.
Desde entonces, pienso mucho en las cosas de la vida y de la muerte.
Amo a mi mujer, pero si fuera más joven me metería a monje.

                                  La carta, de Luis Mateo Díez

Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolios y, antes de comenzar la tarea diaria, escribo una línea en la larga carta donde, desde hace catorce años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio.

                      El gesto de la Muerte, de Jean Cocteau

Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.

                          Abril, de Beatriz Alonso Aranzábal

Me senté en la última fila del autobús escolar, suplicando baches. Por fin salíamos de excursión toda la clase, y mis compañeras se regocijaban en sus asientos, mientras piropeaban al conductor. La profesora decía que la primavera no tiene remedio. Unos días antes yo había hecho el amor por primera vez. Sin precauciones.

                                  Ángeles, de Espido Freire

Apostados cada uno en una esquina de la cama le veían cada noche rezar y dormir. Una vez quisieron mostrarse. El niño rompió a gritar y su madre trató de convencerle de que los monstruos no existían. Ellos bajaron la cabeza, avergonzados, y ocultaron su fealdad tras sus alas.

                      La tacita, inédito de José María Merino

He vertido café en la tacita, he añadido la sacarina, remuevo con la cucharilla y, cuando la saco, observo en la superficie del líquiedo caliente un pequeño remolino en el que se dispersa en forma elíptica la espuma del edulcorante mientras se disuelve. Me recuerda de tal modo una galaxia que, en los cuatro o cinco segundos que tarda en desaparecer, imagino que lo ha sido de verdad, con sus estrellas y sus planetas. ¿Quién podría saberlo? Me llevo ahora a los labios la tacita y pienso que me voy a beber un agujero negro. Seguro que la duración de nuestros segundos tiene otra escala, pero acaso este universo en el que habitamos esté constituido por diversas gotas de una sustancia en el trance de disolverse en algún fluido antes de que unas gigantescas fauces se lo beban.

Sueño de la mariposa, de Chuang Tzu 

Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

                              El Pozo, de Luis Mateo Díez

Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior. «Este es un mundo como otro cualquiera», decía el mensaje.

                              La clepsidra, de Javier Puche

Perseguido por tres libélulas gigantes, el cíclope alcanzó el centro del laberinto, donde había una clepsidra. Tan sediento estaba que sumergió irreflexivamente su cabeza en las aguas de aquel reloj milenario. Y bebió sin mesura ni placer. Al apurar la última gota, el tiempo se detuvo para siempre.

                       El nacimiento de la col, de Rubén Darío

En el paraíso terrenal, en el día luminoso en que las flores fueron creadas, y antes de que Eva fuese tentada por la serpiente, el maligno espíritu se acercó a la más linda rosa nueva en el momento en que ella tendía, a la caricia del celeste sol, la roja virginidad de sus labios.
-Eres bella.
-Lo soy -dijo la rosa.
-Bella y feliz – prosiguió el diablo-. Tienes el color, la gracia y el aroma. Pero…
-¿Pero?…
-No eres útil. ¿No miras esos altos árboles llenos de bellotas? Ésos, a más de ser frondosos, dan alimento a muchedumbres de seres animados que se detienen bajo sus ramas. Rosa, ser bella es poco…
La rosa entonces –tentada como después lo sería la mujer- deseó la utilidad, de tal modo que hubo palidez en su púrpura.
Pasó el buen Dios después del alba siguiente.
-Padre –dijo aquella princesa floral, temblando en su perfumada belleza-, ¿queréis hacerme útil?
-Sea, hija mía –contestó el Señor, sonriendo.
Y así vio el mundo la primera col.

                               La sentencia, de Wu Ch’eng-en

Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El emperador accedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo.
Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero, para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido.
Un estruendo conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes, que traían una inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron:
-¡Cayó del cielo!
Wei Cheng, que había despertado, la miró con perplejidad y observó:
-Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así.

                                   Literatura, de Julio Torri

El novelista, en mangas de camisa, metió en la máquina de escribir una hoja de papel, la numeró, y se dispuso a relatar un abordaje de piratas. No conocía el mar y sin embargo iba a pintar los mares del sur, turbulentos y misteriosos; no había tratado en su vida más que a empleados sin prestigio romántico y a vecinos pacíficos y oscuros, pero tenía que decir ahora cómo son los piratas; oía gorjear a los jilgueros de su mujer, y poblaba en esos instantes de albatros y grandes aves marinas los cielos sombríos y empavorecedores.
La lucha que sostenía con editores rapaces y con un público indiferente se le antojó el abordaje; la miseria que amenazaba su hogar, el mar bravío. Y al describir las olas en que se mecían cadáveres y mástiles rotos, el mísero escritor pensó en su vida sin triunfo, gobernada por fuerzas sordas y fatales, y a pesar de todo fascinante, mágica, sobrenatural.

                Temor de la cólera, de Ah’med el Qalyubi

En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió en la cara. Alí se incorporó y lo dejó. Cuando le preguntaron por qué había hecho eso, respondió:
-Me escupió en la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante Dios.

                           La confesión, de Manuel Peyrou

En la primavera de 1232, cerca de Aviñón, el caballero Gontran D’Orville mató por la espalda al odiado conde Geoffroy, señor del lugar. Inmediatamente confesó que había vengado una ofensa, pues su mujer lo engañaba con el Conde.
Lo sentenciaron a morir decapitado, y diez minutos antes de la ejecución le permitieron recibir a su mujer, en la celda.
-¿Por qué mentiste? -preguntó Giselle D’Orville-. ¿Por qué me llenas de vergüenza?
-Porque soy débil -repuso-. De este modo simplemente me cortarán la cabeza. Si hubiera confesado que lo maté porque era un tirano, primero me torturarían.

                     Mensaje, de Thomas Bailey Aldrich

Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.

                                 Tranvía, de Andrea Bocconi

Por fin. La desconocida subía siempre en aquella parada. «Amplia sonrisa, caderas anchas… una madre excelente para mis hijos», pensó. La saludó; ella respondió y retomó su lectura: culta, moderna.
Él se puso de mal humor: era muy conservador. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera lo conocía.
Dudó. Ella bajó.
Se sintió divorciado: «¿Y los niños, con quién van a quedarse?»

                              El dedo, de Feng Meng-lung

Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Como el hombre pobre se quejara de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa.
-¿Qué más deseas, pues? -le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.
-¡Quisiera tu dedo! -contestó el otro.

                   El Sueño de un Rey, de Lewis Carroll

-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?
-Nadie lo sabe.
-Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.

                           El Verdugo, de A. Koestler

Cuenta la historia que había una vez un verdugo llamado Wang Lun, que vivía en el reino del segundo emperador de la dinastía Ming. Era famoso por su habilidad y rapidez al decapitar a sus víctimas, pero toda su vida había tenido una secreta aspiración jamás realizada todavía: cortar tan rápidamente el cuello de una persona que la cabeza quedara sobre el cuello, posada sobre él. Practicó y practicó y finalmente, en su año sesenta y seis, realizó su ambición.
Era un atareado día de ejecuciones y él despachaba cada hombre con graciosa velocidad; las cabezas rodaban en el polvo. Llegó el duodécimo hombre, empezó a subir el patíbulo y Wang Lun, con un golpe de su espada, lo decapitó con tal celeridad que la víctima continuó subiendo. Cuando llegó arriba, se dirigió airadamente al verdugo:
-¿Por qué prolongas mi agonía? -le preguntó-. ¡Habías sido tan misericordiosamente rápido con los otros!
Fue el gran momento de Wang Lun; había coronado el trabajo de toda su vida. En su rostro apareció una serena sonrisa; se volvió hacia su víctima y le dijo:
-Tenga la bondad de inclinar la cabeza, por favor.

viernes, 20 de marzo de 2020

INTRODUCCION A LA LITERATURA

                         ¿QUÉ ES LA LITERATURA?

La literatura es considerada como una expresión artística que se basa en el uso del lenguaje; de hecho, podríamos decir que es casi cualquier documento escrito. Es también la ciencia que estudia las obras literarias y una asignatura que se enseña en colegios o universidades.

La literatura es una disciplina que usa el lenguaje de forma estética. El término literatura proviene del vocablo latínlitterae, que hace referencia a la acumulación de conocimientos que nos guíen al correcto modo de escribir y de leer. Hay algunas definiciones que afirman que, además de lo escrito, la literatura está en lo cantado o hablado.
También se considera como literatura al conjunto de libros que hablan sobre un tema específico, son de una época determinada o un género en particular. Lo que hace literario a un texto, o sea lo que lo forma o lo convierte en literatura, es la literaturidad, que está en el uso que se hace del lenguaje en ese tipo de textos. Este tipo de lenguaje tiene una trascendencia particular porque está destinado a durar en el tiempo.

                                      HISTORIA DE LA LITERATURA


Podemos afirmar que la literatura comenzó cuando se inventó la imprenta (de la mano de Johannes Gutenberg) en el siglo XV y se comenzó a difundir la palabra escrita. Más adelante, en el siglo XVII, se denominaba a la literatura como poesía o elocuencia. Entonces se entendía por poesía cualquier texto, independientemente de su género y no necesariamente en verso.
Recién en el siglo XVIII se utilizó por primera vez la palabra literatura con el significado actual. De todos modos, existe una duda con respecto a qué se puede o no considerar literatura, ya que hay tipos de textos que parecieran no encasillar en ningún género, por ejemplo, una autobiografía o una noticia.
En Inglaterra, en el siglo XVIII, se cuestionó qué entraba dentro del concepto literatura y qué no, básicamente se tenía consideración por los escritos que producían aquellos que pertenecían a la clase alfabetizada, instruida. Había cartas, ensayos, textos filosóficos y poesía en la literatura inglesa de ese momento, pero textos como las novelas tenían mala reputación y por eso no entraban en consideración. Terry Eagleton define que los criterios de ese entonces para etiquetar algo como literatura o no eran ideológicos e iban de acuerdo a los valores y los gustos de la clase dominante.
Para Roland Barthes, la literatura no es un conjunto de obras o una categoría, sino que más bien es la práctica de la escritura. Wolfgang Kayser planeó, a mediados del siglo XX, hacer un cambio en el término literatura, utilizando en su lugar “belles lettres” para que se pueda diferenciar el texto escrito del habla.
Sería importante marcar que no es considerado como literatura a los escritos basados en dibujos, como los jeroglíficos de los egipcios.

                                              GENEROS LITERARIOS


La literatura tiene géneros, o sea tipos en los que se clasifican los conjuntos de libros según el contenido de las obras, éstos son llamados géneros literarios. Cada género literario se caracteriza por diferentes aspectos semánticos, formales o fonológicos.
Existen tres grandes clasificaciones y cada una tiene subgéneros:
  • Género lírico, desarrollado por escritores como Federico García Lorca. Se trata de textos a los que se le asigna un ritmo determinado, así dentro del cual hay, entre otros, el himno, la oda, la égloga, la sátira, etc.
  • Género épico o narrativo, en el que se ubica Miguel de Cervantes, que tiene como fin contar una historia no verdadera. Dentro de este género tenemos la epopeya, los cantares de gesta, el cuento y la novela.
  • Género dramático, que es un texto que tiene como finalidad actuarse, puede ser tragediacomedia, etcétera. Un escritor de este género literario es Pedro Calderón de la Barca.

                                             LITERATURA UNIVERSAL


La literatura universal es parte de todos, desde la invención del alfabeto la historia, las costumbres, los mensajes y la cultura se comenzó a transmitir también de forma escrita (aunque debemos aclarar que hasta la Edad Media perduró la cultura oral).
Cuando hablamos de literatura universal nos referimos a aquellos escritos que pertenecen a una región en particular, pero que los consideramos como de toda la humanidad, o por lo menos se piensa que todo el mundo debería tener conocimiento de ellos, como sucede con el libro La Odisea; de Homero o Don Quijote de la Mancha; de Miguel de Cervantes.
De la mano del sistema capitalista, la literatura se ha convertido en una de las industrias culturales más grandes, porque los libros se producen en serie, y en cierto modo también se produce cultura. Es por esto que nacieron los best sellers; es decir, los más vendidos. Con este título se etiqueta a los libros más exitosos en cuanto a ventas o a críticas recibidas.
Se entiende por crítica literaria a la disciplina que se dedica a estudiar y valorizar un texto, ya sea positiva o negativamente. La valoración de este crítico es difundida por los medios de comunicación.
Hoy en día la literatura se ha revolucionado con la llegada de los libros virtuales, entonces la situación de la práctica es incierta, porque comprar libros electrónicos es más barato y a su vez cada vez se lee menos.
La literatura tiene su más grande distinción en el premio Nobel y el primer galardón de este tipo fue otorgado a Sully Prudhomme, poeta y ensayista de origen francés.